Cuando trato de escapar de las cosas extrañas que generalmente adornan mi vida, ésta me trae de regreso algunas personas y situaciones que creía había dejado atrás.
Últimamente estoy en conflicto con mi yo, o más bien con la imagen de mí que estoy proyectando. Y estos días he sentido rabia, pena, y me he reído un montón. Como siempre, todas las sensaciones juntas. Y todo porque ciertos personajes han malinterpretado algunas cosas. Hasta me cuestioné quien soy, hasta pensé en hacer un cambio radical en mi y mi guardarropa. Por otra parte no es mi culpa si algunos creen cosas que jamás he tenido la intención de dar a entender. Esto me ha metido en un montón de líos y situaciones demasiado tétricas. Empezando por un loco psicópata gritando mi nombre por más de una hora afuera de mi casa el sábado en la noche. El papá de mi hija, intentando convencerme para que de una vez dejara de ser orgullosa y aceptara que él es el hombre de mi vida, solo porque malinterpretó el hecho de que le preguntara como había estado este último tiempo. Y El, el que ya no me hace temblar las piernas, me llama luego de que apenas me estaba recuperando del susto del psicópata que casi me saco la reja, para tener una conversación demasiado extraña y terminar con una invitación a salir que por supuesto no acepté.
Me asusta esto de que el resto vea cosas que no estoy mostrando, por una parte no puedo dejar de ser quien soy, solo para que los demás no me malentiendan, pero tampoco puedo seguir dejando que los otros me vean como alguien que no soy. Que hacer? si en el fondo simplemente soy. Y que mas da si al resto no le parese.
Una semana pesada, cargada de mala onda y aunque suene descaradamente antitético me siento grandiosa.
domingo, 7 de octubre de 2007
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