sábado, 12 de abril de 2008

Siempre en mí vida las cosas se repiten, las personas reaparecen y aquí voy una vez más repitiendo incluso este post. De las cosas buenas de revivir situaciones, es la oportunidad que se tiene de cambiar las cosas y de poder hacerlas mucho mejor. Creo q de cierto modo soy afortunada, todo regresa a mi hasta que cumple su propósito, mil veces he dado algo por terminado, cuando solo se tomaba un respiro para darme tiempo de ver todo con mas claridad, y en tanto no se resuelvan de la mejor manera seguirán estando ahí, para un día encararme nuevamente. De nada me sirve escapar o intentar mirarlas de reojo y creer que puedo burlarlas.

Así, cuando ya ni recordaba su nombre, su olor, ni su existencia, en medio de la noche, suena el teléfono. Yo, con mi maña de no apagarlo nunca, respondo, sin ver siquiera el número de quien estaba tan insistentemente llamando a esas horas.

Yo: Halo??!!
Una voz desconocida, saluda y después de hablar cerca de un minuto y darse cuenta de que no tengo muy claro con quien estoy hablando se identifica. Inmediatamente despierto, me siento en la cama y verifico que estoy absolutamente despierta. No es que me emocionara, ni mucho menos, pero claramente eso no era algo que esperaba, ni que él hubiese hecho antes. Después de hacer las preguntas obvias, me pide que mire por la ventana, salí y vi su auto estacionado al frente.

A Raimundo (lo llamaré así) lo conocí hace seis años, su oficina quedaba cerca del lugar donde tomaba café con un par de amigas después de clases. Un día me hablo, empezamos a tomar el café de la tarde juntos y en muy poco tiempo me moría por el. Lo malo fue que solo yo moría, porque él no tenía ni remotamente planeado morir por mí, después de demasiado tiempo entendí que no había nada que entender, que simplemente no sería nunca. Ahora, después de tanto tiempo, aparece a las 2 de la mañana, afuera de mi casa, necesitando hablar conmigo, aunque desconcertada, no era algo a lo que iba a negarme.

Hablamos mil trivialidades. Me pidió perdón por no haber valorado mi presencia en su vida, que yo era una mujer increíble y que lamentaba todo lo que había pasado, que no venía con ninguna otra intención más que decir y hacer lo que tiempo atrás no dijo ni hizo. Que yo merecía, por lómenos una explicación. Me abrazó un montón de tiempo.

Después de todo, el capitulo no estaba totalmente cerrado, en el fondo aunque hace algún tiempo me encontrara con él en algunos lugares, aunque el corazón ya no me latiera a mil al ver su numero llamando y tuviera el gusto de no contestarle, aunque a estas alturas ya no me parecía importante, la rabia de sentirse poco valorada permanecía esperando a que en algún momento regresara y la historia tuviera un mejor final. Como no perdonar a quien nunca antes oí disculparse con nadie.