martes, 16 de septiembre de 2008

La muerte de Emma no implica la muerte de lo que pueda sentir o creer, su esencia no murió, solo se extinguió el egocentrismo y la logica incapacidad de no aceptar no ser la única.


Solo grafiqué con su muerte el fin de una historia que nunca debió ser, en la que ambos disfrutamos, fui parte de su mentira y él de las idílicas historias de mi imaginación.


No guardo rencores, ni culpas, te quedaste en el rincon del aprendizaje y tu imagen difusa se pierde en la gracia de saberme al lado de alguien con quien anhelo escribir una mejor historia.