jueves, 26 de abril de 2007

La muerte de la infancia

Ningún dolor del cuerpo, duele tanto como el dolor del alma. Mientras la sangre caliente corre por los brazos, parece que la pena se calma. No existe conciencia de la muerte. En apariencia, invencibles e invulnerables, pero en el fondo pueden estar profundamente dolidos.


Los adolescentes no necesitan «razones de peso» para deprimirse. No las razones que tendríamos como adultos, no las que con la lógica y el tiempo creería que son validas para encontrarme en esa situación.


Al crecer nos olvidamos de cómo pensábamos al los 13, de los sueños que teníamos, de quienes queríamos ser. Solo hay que dar una hojeada hacia atrás para entender los “berrinches” de los chicos, para saber que son sus desesperados llamados de auxilio, que tienen la necesidad de ser escuchados y tomados enserio. Que hasta que nos ocurre a nosotros lo vemos tan lejano, o simplemente no lo vemos. Vemos que el chico de al lado consume drogas o por las noticias nos enteramos de otro que no soportó y optó por el suicidio y creemos tener a nuestros hijos a salvo y creemos que todo lo que hacemos es por su bien y no nos damos cuenta hasta que ya es demasiado tarde.


Este post, esta dedicado a Natalie y Vale. Nati, quien me recuerda mucho a mí a esa edad y Vale una pequeña amiga rebelde con causa, que ha hecho el viaje de ida y regreso de la muerte.


Historias que me recuerdan la propia. Me recuerdan la tarde en que desperté anestesiada, adolorida, mareada y sola y me di cuenta que en mis manos tenía todos los ingredientes para una vida feliz que solo me faltaba la receta para prepararlos. Me traen a la memoria los capítulos mas tristes de mi vida, cuando hasta sonreír me ha dolido, capítulos que nunca antes había contado y que solo gacias a Dios que me dio la fortaleza de afrontarlos y superarlos y estar en paz, puedo decir ahora que soy feliz. Y agradezco la experiencia, si esto ayuda a alguien a estar bien.


Crecer duele, no ensordezcamos nuestros oídos, ni olvidemos que un día también nosotros estuvimos de duelo por nuestra infancia.

lunes, 23 de abril de 2007

Unica y especial

Mirando otros sitios, encontré a alguien muy parecida a mí. La verdad es que me he sentido identificada con muchos, pero solo hoy me di cuenta de que, incluso, escribimos una frase igualita.

De niña, siempre me sentí medio rara, fuera de lugar, siempre contra la multitud y por eso también un poco sola, sin embargo nunca deje de dar mi opinión o de hacer valer mis ideas y pensamientos, aun cuando todo el mundo pensara o dijera lo contrario.

Cuando entré en esto de los blogs, me di cuenta de que no estaba tan sola o loca, que había también otro montón de locos como yo. Eso es bueno.

Que existan personas con las cuales compartir experiencias e ideas es una cosa, pero ver que tu presentación parece copiada, es otra.

Pensé en cambiarla, pero no puedo, porque realmente me carga el calor y las moscas y la verdad es que son tan odiosas que no es nada raro que a alguien más también le carguen.

Cuando nadamos contra la corriente, nos sentimos solos, cuando vemos que hay otros nadando junto a nosotros, nos sentimos poco especiales.

Lo único que puedo decir, es que igual: " Soy unica y especial "

miércoles, 18 de abril de 2007

...Aún estás


Di apenas dos pasos dentro de la casona y me detuvo de golpe en la entrada el olor a café que invadía todo.


Recordé que me dolía el cuerpo, que cuando nos despedimos me dormí con tu polera y que me costo despertar y sentía frío, que sentí frío los días que siguieron. Recordé que ya no estás…


Tú, tangible, material, perceptible, no estás mas, sin embargo te quedaste en cada cosa que hago, en los olores de la bodega, en el atardecer, en las canciones en inglés, en mí…


Como hago para no pensarte tanto ahora que no puedo tenerte?


Todo aquí te trae a mi memoria, todo sabe a ti, todo huele a ti.

martes, 10 de abril de 2007

Mañana te cuento un cuento...


Te mire dormir, serena, abrazada al pelícano de peluche que te regaló la Jessica, para que prometieras no llorar con la vacuna. Imaginé tus sueños y recordé los míos.


Como quisiera verte cada noche antes de dormir!


Y pienso: recordarás mas el par de zapatillas que fuimos a comprar, la lista del supermercado, la muñeca que querías y que ahora no sabemos donde está o los abrazos que no te di, los cuentos que no te conté, los besos que no sentiste antes de quedarte dormida. Conozco bien la respuesta, pero estamos atrapadas en la vida, en la rutina, en las necesidades.
Odio viajar casi dos horas para llegar a casa y no ir a buscarte al colegio todos los días y llegar cansada y sentirme culpable de hacer cosas que te roben más tiempo.
Te miro dormir y te beso y te prometo al oido que mañana te leo un cuento.